Aramusa28

Sobre Arte y algunas de sus manifestaciones

Archivar para el mes “junio, 2014”

ACTO DE REBELDÍA

Acto de Rebeldía

Rugía, iba descocado por toda la vía salpicando diminutas chispas en su contacto apasionado con el asfalto.
¿Velocidad? La que le daba su gana. ¿Audio? ¡Estridenteeeee!
Aquel ómnibus OM, # 5070, Ruta P-1 perteneciente, a la diezmada cuadrilla del transporte designado para “servir al pueblo trabajador” en la Habana, era un sin sentido afortunado.
Su “dueño”, con un marcado “sentido de pertenencia” lo evidenciaba “a todas luces”, adornándolo tanto por fuera como por dentro de una enorme cantidad de bombillos de colores, lamparitas comiquitas, espejos retrovisores con toda la gama de lumínicos, necesarios e innecesarios, panorámicos y no, acompañados de toda la colección de muñecos de Disneylandia o Elpidios Valdés cubanos, y todo ¡de Shopping, pa´que se sepa! ¡Que su carro, sí que era el mejor! Vaya, todo lo más Kitsch posible.
Y como colofón, su equipo de audio, tan estelar, que se oía, fuerte y claro, para que no hubiera dudas de su “power” adquisitivo, gran parte acumulado de los “pesitos del pueblo” que echa pa´ su costal y que “ayudan” a que los inspectores “no vean”.
Parecía una carroza de “Abre, que ahí viene el Cocoyé”
“Y al que le moleste que se baje, en definitiva, yo paro si me da la gana, cuando me da la gana y donde me da la gana” y tú ¿qué vas hacer, (insecto)? ¿Quejarte? Ja!!! ¿Y pa´qué está “el melón” (Money)?
Así iba conduciendo aquel joven chofer, fumando, con “su amiguita” también tan estridente y de shopping como “su carro”, con su queratina cara y fresca y su mini short, sentada casi arriba de él, en franca burla de toda prohibición, mascando chicle y mirándote retadoramente, a ver si te atrevías a decirle algo, pa´que vieras el “Homenaje” que te iba a cantar.
¿Era este “El hombre del siglo XXI” que tanto esperamos, por el que tantos sacrificios nos pedían, tanta austeridad, tanto tiempo perdido, tanto dolor?
Sí, este es el engendro sin valores ni piedad para sus congéneres, fruto de la desidia y la doble moral, típica del “Socialismo a lo cubano”
Nadie reaccionaba, nadie protestaba, nadie disentía, nadie se atrevía ya a OPINAR,
pues aquí, eso se ha convertido en un ejercicio demasiado peligroso y el miedo paraliza.
Sentía que la cabeza me iba a explotar con aquel reggaetón a un volumen tan alto del equipito de música del DUEÑO del ómnibus, o ¿acaso no somos “dueños de los medios de producción”?
Al menos eso nos dijeron hace 53 años. ! Qué maravilla que hubiera sido cierto!
Estuve varias veces tentada a bajarme, pero eran pasadas las 5 de la tarde, hora pico, y últimamente me dolía mucho mi pierna “lastimada” y si me bajaba tendría que esperar quién sabe cuánto en una parada, para al final, lo más probable, dar con otro chofer parecido. Tampoco podía darme el lujo de un taxi, así que me llamé “a capítulo” y traté de abstraerme.
Lo logré observando detenidamente, tratando de no ser notada, a los que sufrían conmigo. Ya sabía yo, por qué la mayoría de las veces, evitaba concentrarme en este ejercicio; era frustrante ver aquellas expresiones de agotamiento y tristeza, de desolación; ni uno sonreía. ¿De qué?
Eran rostros casi inertes, como sin expresión, indiferentes, abúlicos, obstinados, AJENOS. Si surgía alguna reacción inesperada, era para manifestar algún tipo de agresividad hacia algún compañero de viaje que lo pisó o empujó “sin querer” cuando se está intentando ir hacia atrás, lo que te produce la sensación, de ser un pez al que están desovando a la fuerza.
Pero sobre todo, estaban esos, LOS PENSANTES, los que lucían una mirada como ausente, de quien se ha ido a un tiempo, mejor o peor, pero inevitablemente presente cada día; un tiempo que quisieras que no fuera verdad, donde de cada minuto de esos, no te explicas cómo no viste las sombras detrás de los cristalitos de colores, cada minuto de aquellos en que no comprendes, por qué no levantaste tu voz y otorgaste, autorizando con tu silencio a que esterilizaran tu inocencia, cada minuto de arrepentimiento en que no te perdonas no haber tirado de la palanca para desviarte hacia otra vía o detener el tren que se tragaba tu vida, y aún peor, aquel minuto que no recuerdas, dónde te perdiste.

¡No! – casi grité, y reaccionando súbitamente, me negué rotundamente a ser una zombi más aunque pagara el precio que hubiera que pagar. Me desperecé, me levanté y bajé con esfuerzo, pero con premura de aquel monstruo rodante, tomé una gran bocanada de aire salvadora, y haciendo uso de mi libre albedrío, decidí caminar, para sentirme viva aunque me doliera cada hueso, como un acto de franca rebeldía, ante el que ELLOS, que no pueden encarcelar las ideas si quisieran, no tienen autoridad.

Unos desobedecen, otros cuelgan sus brazos y otros luchamos contra viento y marea pero todos definitivammente expresamos un gran acto de rebeldía de un pueblo que no resiste más.

 

analuisa.rubio@yahoo.com

23/06/2014

Petrona sin sazón

Cebollas 20 cup
Petrona no se explica por qué hace un tiempo, que ya va siendo largo, la vida se le ha vuelto tan desabrida. Ella se lo achacaba a los años que ya le pesan tanto en las costillas, pero hoy se acaba de percatar que es mucho más serio que eso.
No es sólo un problema subjetivo por la depresión que padece casi crónica como muchas personas en Cuba, ante la profunda desesperanza que se siente en una sociedad que ella creyó hace 55 años, como la mayoría de los cubanos de entonces, que tendría “una vejez asegurada” porque sería una sociedad justa y equitativa aunque llevara ese nombre “Socialista” del que muchos desconfiaban o temían como al diablo, por relacionarse con ese país tan lejano que no conocía bien, pero del que se hablaba como algo muy malo para los pueblos; la Rusia comunista.
No, Petrona no es politóloga, Petrona no entiende bien de esas cosas, ella lo que sabe es que cada día que pasa, la comida que engulle, pues a eso no se le puede llamar comer y menos degustar, le sabe peor o mejor dicho, no le sabe.
Ha ido hasta al médico para ver si tiene algún problema grave, pero los médicos lo que hacen es mirarla enigmáticamente y decirle que ella no tiene ningún padecimiento. No puede seguir en eso, porque ella no tiene dinero para “regalitos” a algunos galenos que ella conoce de “la pata que cojean” para que se interesen más en su caso.
Así que “visto el caso y comprobado el hecho” ella decidió investigar su situación por cuenta propia, hasta que de pronto y no entiende cuál era su bobería antes (puede ser la falta de proteína) se dio cuenta de que cada día su comida llevaba menos sazón.
Primero, suspendió el ajo que tanto bien le hacía a sus huesos viejos, pero no podía aguantar ante el precio exagerado de una cabecita raquítica que como ella la ahorraba al extremo y ya la compraba casi seca, no podía ni aprovechar todos sus dientes ya “cariados” de antemano.
Más tarde se autoconvenció de que los pimientos o ajíes, al final le cambiaban el sabor original a varios alimentos y en definitiva no eran definitorios para la mayoría de las recetas.
Después se bloqueó su mente en interrogantes sin respuesta frente al precio cada vez más inalcanzable para su mísera pensión, del comino (¡tan rico!) y el orégano que en definitiva no es tan importante o el puré de tomate o cualquier salsa de este tipo porque ha oído incluso que “dan cáncer” por su alto contenido en químicos.
Hasta ahí Petrona podía autocranquearse de prescindir más de lo necesario de este u otro aditivo para darle mejor sabor a sus alimentos, los que irónicamente, hace muchos años por su creatividad y exquisitez en su utilización, le permitieron ganar un sonado concurso culinario que le reportó una buena ganancia para la época… ¡pero eso fue hace tantos años!, en la otra dictadura antes que esta, bueno imagínense, unos añitos antes de la Revolución “a favor de los desposeídos” en Cuba.
Pero todo tiene su límite y Petrona no se transa con algo para ella insustituible, la CEBOLLA.
¡No, no, y no!, con eso Petrona no entiende, una comida sin cebolla para su gusto personal y al de la tradición de la comida cubana, ¡es un insulto! Petrona adora la cebolla. Es el único lujo por el que ella ha arañado la tierra, para poder comprarse aunque sea unas poquitas que divide lo más posible para que le duren.
Pero ahora ya fue ¡el colmo de los colmos!, el tope máximo que Petrona no puede alcanzar aunque se desgarre su corazón ¡$ 25.00 MN una libra (medio Kg) podrida de esta verdura bulbosamente ansiada!
Si de su magra pensión de 240.00 MN (moneda nacional) al mes, ella debe pagar el millón de necesidades imprescindibles que requiere un ser humano para sobrevivir con un mínimo de dignidad, ¿cómo ahora podrá pagar $25 pesos (MN) por una libra (medio Kg) de ese descaro de cebolla?
Lo que más la indigna no es este abuso de cubanos que un día fueron “parecidos” a ella, lo que más le indigna es que le hayan dicho tantas veces y que ella se lo creyera que “nadie sería desprotegido”.
¿Hasta cuándo y hasta dónde deberán soportar tanta indolencia, tanta desidia, los que creyeron aquello “de los humildes por los humildes y para los humildes”? Es un deber, una obligación de cualquier gobierno, ocuparse del dolor de su pueblo, más aún si su marketing es «su protección de los desprotegidos» expresado en un Socialismo Virtual (aparente pero no real)
Esta situación se entiende en otro sistema de gobierno, pero ¿en un país Socialista? O para qué tantos años de sacrificio y tanta Revolución para proteger a los humildes de la tierra, ¿qué fue lo que se cambió…para mejor?
Ella oyó de un libro famoso hace un tiempito, después de… que hablaba de cómo un alto mandatario en Cuba preparaba una receta culinaria, para lo que le traían los ingredientes de otro país ¡hasta en avión!
Petrona no pide tanto, ella no es ambiciosa, ella no pide siquiera cumplir su obsesión de unos anillitos rebozados de cebolla como los que le hacía su abuela en su pobre casa en el campo cuando era chiquita.
Petrona se conforma ahora, conque algún día se fabrique algún condimento universal asequible a los pobres en este país, para añadirle una pizca a la vida desabrida, sin color y sin amor que padecen los ya demasiados desamparados cubanos.

analuisa.rubio@yahoo.com
16/6/2014

El precio del silencio de una sombra

Estaba cerrando la reja de entrada a mi casa, luego de rescatar mi candado hurtado y dañado, cuando vi acercarse por la acera mirándome con su sonrisa indefinida aquella sombra de hombre, del que no conocía siquiera su nombre en 5 años de verlo pasar callado, mirándome con esa sonrisa informe, casi mueca y el cual siempre había sido un enigma para mí.Debo hacer inevitablemente una  breve introducción de los hechos acaecidos en las últimas horas, para que se pueda comprender la conversación entre “la Sombra” y yo.Durante esos tres últimos días yo había sido objeto de un acoso sin límites en mi vivienda, como ya es cíclicamente habitual por parte de esas turbas mezcladas entre supuestos “vecinos imparciales” que “defienden a la Revolución” y se sienten afectados por mi actitud de mercenaria asalariada del imperio yanqui, según palabras textuales la noche del 4/6/14, en su sonado discurso de presentación en medio de la calle frente a mi casa, del “oportunamente sin nombre” nuevo Presidente del  CDR ,Comité de Defensa de la Revolución, (el anterior no era lo suficientemente sicario para el gusto “oficial”), acompañado por sus  sus acólitos del PCC, (Partido comunista de Cuba,  FMC (Federación de Mujeres cubanas), y demás malas hierbas.

Lo que dio lugar como siempre que no existe Justicia real, a que yo terminara detenida en un calabozo horas después.

Dicho este breve resumen aclaratorio,  vuelvo al punto de mi conversación con “La Sombra” la que trataré de narrar lo más textualmente posible:

 

Sombra: – (en tono bajo y cómplice) ¡Usted es una héroe!

Yo: – ¿Por qué dice eso?

Sombra: –Porque hay que ser valiente para enfrentarse a “tanta gente” sin miedo, durante tanto tiempo y con esas palabras de razón que usted dice.

 Yo: –Usted se equivoca Sr., yo no soy héroe ni nada de eso, yo sí tengo miedo como cualquiera. Lo que pasa es que no veo otra opción para defender mis derechos y mi vida, en una dictadura como esta.

Sombra: Bueno… eso dicen, aquí

Yo: ¿Quién dice?

Sombra: –…Muchos…

 Yo: – ¿Y por qué no lo expresan?

Sombra: – Porque tienen miedo a buscarse problemas. Por eso mismo yo tengo setenta y pico de años y llevo 55 años en este lugar y nunca he tenido problemas con nadie, porque yo sí no creo ni en política, ni en religión, ni me importan los problemas de nadie.

Yo. –Bueno ese es su derecho como ser humano y hay que respetárselo, pero entonces a ver si entiendo, usted quiere decir que si  usted ve a alguien cerca de usted que lo están matando usted no dice nada, ni siquiera grita para salvarlo.

Sombra. – No, yo cierro los ojos y viro mi espalda. Yo duermo con mi cabeza tranquila en mi almohada

Yo: – (siento nauseas) ¿Pero usted vio la agresión que yo sufrí en esta cuadra en septiembre pasado?

Sombra: –Usted sabe lo que pasa, que yo me paso la vida yendo al interior (creo que dijo Mayarí, no estoy segura) y casi nunca estoy y cuando pasa algo me encierro para no enredarme en nada.

Yo: –Pero usted dijo al principio de la conversación que yo era muy valiente por lo que hacía y decía, cómo lo sabe si “nunca” está.

Sombra: –Bueno mire le voy a decir la verdad, cuando yo era muy joven en mi pueblo un policía me subió arriba de una tumba y me dijo que me fumara el último cigarro y que mi vida llegaba hasta que terminara de hacerlo. ¡Si no llega mi abuelo con el alcalde del pueblo a salvarme, no le estaría haciendo el cuento!

Yo: – ¿Eso significa que ese hecho le hizo perder todo principio y hasta su valor?

Sombra: –Bueno, no es tan así (dice riéndose) yo lo que no quiero son problemas.

Yo: –Perdone, pero creo no saber o recordar su nombre finalmente.

Sombra: –Yo me llamo Reinaldo Salinas Viñas (recalca), ¡apellidos ilustres! Y sigue caminando, orondo, con la cabeza tranquila que pondrá en la almohada.

Yo: –(Pienso para mis adentros) Sí, realmente un hombre ilustre en la galería del linaje de los cobardes que sostienen esta aberración de gobierno.

Un fantasma, una sombra, un sin alma ni espíritu, sin amor ni compasión con los seres humanos que lo rodean en su estrecho mundo.

Estos son los personajes de mi cuadra y de gran parte de las cuadras de este país.

Así logró envilecer a la mayoría del pueblo cubano, este sistema político. Me duele mi patria.

 

analuisa.rubio@yahoo.com

9/6/14

 

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