¿Médicos, mendicantes o Ética del amor?
Sabía que a partir de ese infausto día de la agresión del 6 de septiembre/2013, las avispas no me perderían pie ni pisada. Se les fue de la mano la visibilidad.
Tienen la justificación perfecta, guardia (persona que cuida y observa) en Teatro RR (Raquel Revuelta) al lado de mi vivienda, guardia frente a donde resido, del sicario del DTI (Departamento técnico de Investigación de la policía) José Durán, en el parqueo del Teatro Mella y por si fuera poco, el Municipio del PCC (Partido Comunista de Cuba) frente a mi casa y su guardia permanente, en la cual dos de ellos casi se caen al tropezar para salir rápidamente cuando alguien se detiene y toca el timbre de mi verja en la más burda violación de la Privacidad, y de los Derechos Humanos, para después sin recordar su “techo de vidrio”, criticar el “espionaje de los norteamericanos”.
Los sentía, los veía a mí alrededor. Los veían mis amigos cuando venían a visitarme, y dependiendo del tipo de VIP de opositor que fuera, así era el número de “Avispas” (DSE o DTI, policía secreta) que aparecían con sus motos y sus pullovers de rayas, llamados con urgencia por la guardia permanente de chivatones del PCC y sus acólitos.
Los percibía en los cambios de actitud de algunos de los médicos que me atendían por este hecho tan sonado cuando que me evadían sutilmente, tensos, agrios, haciéndome bien difícil el más elemental derecho a ser atendida médicamente sin ningún tipo de prejuicio ni discriminación por mis ideas y opiniones políticas.
He tenido que respirar hondo y llenarme de paciencia para poder conocer la realidad de los daños en mi cuerpo…actuales. La mayoría de los diagnósticos han salido de mi insistencia, de mi presión.
Me había encontrado demasiadas veces con uno de los médicos de mi primera asistencia el día de la golpiza y me parecía amable y cooperativo en cuanto a mi salud y definir sus estragos por este accidente (agresión violenta de sus turbas manipuladas).
Una mañana, quizá en su desesperación para que yo no lo abordara más con mis preguntas sobre cierto actuar de su “team” relacionado a mi fractura nasal, que no me convencía, sorpresivamente, veo que me señala una cámara de video dentro del hospital, donde supuestamente estarían viendo nuestra conversación, como tratando de advertirme algo.
Me quedé perpleja, bueno y qué, ¿estábamos en algún tipo de conspiración? o simplemente intentando sobre todo yo, tener un diagnóstico claro de las secuelas que me puede acarrear para mi proyecto de vida futura esta aberración de “accidente” y lo poco o mucho que quizá pueda evitarme si conozco a tiempo qué hacer y más que yo, los propios médicos.
Gracias a Dios hay suficientes excepciones notables y valiosas.
Me operaría de mi tabique nasal luego de aquella golpiza, ese miércoles 30 de octubre/2013. Mientras más pronto mejor, dijo la Dra. Y el Dr. inicial de esta especialidad. Mis amigos de verdad, no estaban de acuerdo, -No Ana, aquí no.
Ese médico inicial que diagnosticó mi Fractura nasal, “casualmente” tuvo que operarse de urgencia y días después se complicó cardiovascularmente y ha estado muy grave. No obstante, justamente apareció sano y salvo y conversando alegremente el día que me dieron el alta “forzada”…mmmm.
Uno de los médicos del team (no inicial) que lo sustituyó para mi operación, un profesor con mucho prestigio en la especialidad, dicen, mostraba una actitud recelosa desde siempre, a pesar de que yo le argumentaba las moqueras (líquido que sale involuntariamente) durante el día y tupiciones en las noches y mi trabajo como actriz (futuro) –No lo veo, decía…mmmm
¿Y por qué aceptó la operación si no era en definitiva su responsabilidad? –me preguntaba yo. Me confunde…mmmm
Debo aclarar qu los crujanos que me atendieron en primera instancia, debieron remitirme a Maxilofacial la noche del «accidente» o al otro día en la mañana antes del alta pues dicen que en la noche no estaban pero en la mañana sí. Pudieron reducir este tipo de fractura con una manipulación y evitarme una operación con anestesia general que siempre es riesgosa. Pocos días después de la golpiza, esta Dra y el otro médico que me asistieron en esta especialidad de maxilo y diagnosticaron Fractura nasal, me dijeron que era mejor operar lo antes posible luego de la fractura nasa, de ser posible no más de 30 días y el otro médico estuvo de acuerdo que parecía el jefe . Ahora resulta según el nuevo doctor que sustituyó al primero dice que se debía esperar al menos un año y que por eso ahora no es el momento adecuado para operar (dije digo, digo Diego)
Ya la fecha de operación estaba fijada con todo un sin fin de pruebas realizadas, incontables preparativos agotadores (vivo sola) y gastos míos, para dejar creadas las condiciones imprescindibles en mi casa para mí y mis mascotas, nunca se sabe y menos con “ellos” alrededor…mmmm
Otra doctora del mismo equipo, se veía nerviosa, insegura, y contradictoriamente manifiesta – ¡Pero mira, cómo ha mejorado! Ya casi no hay ni que operarla
-¿Pero estoy como yo era antes? –preguntaba yo
-Bueno, no exactamente. Pero es mínimo lo que hay que hacer- respondía.
-Pero hay que hacer ¿o no? fue su diagnostico -argüía yo…mmmm
Ante tanta nebulosa científica, acudí a quien siempre acudo en mi vida.
“Dios por favor, dame una señal, si no debo operarme impídelo, no permitas mal para mi cuerpo, ni para mi alma. Gracias y Amén.”
El viernes de esta semana antes de la operación, comencé a sentir un fuerte dolor de oído izquierdo, y un traquear o chasquido de mi mandíbula en su parte izquierda, justo donde como se ve en las fotos testimonio tomadas a minutos del “accidente” más golpes recibí. Esa noche, estado febril, etc.
Les refiero a los doctores mis nuevos síntomas el día 28/10/2013 (la operación era el 30) Se suspende la cirugía y veo la prontitud con que lo deciden, casi con alivio.
A mi insistencia en saber cómo aliviar mi dolor, pues no noto interés en ello, me ordenan placa, se las llevo a mis médicos sin informar por mi urgencia en remediar mi dolor y me dicen -¿Ves? no hay fractura, y nada más. Cuando fui a buscar las placas, para conocer el informe de la radióloga completo, las placas no aparecían donde debían estar, después aparecieron, las tenía la Dra. pues la radióloga veía una sombra que… ¿Entonces? Hay que repetir. ¿si ya ellos las habían visto y me habían dado su diagnóstico? No fractura de mandíbula ni nada. ¿Qué buscan? Todo un proceder no habitual …mmmm
La radióloga con experiencia reconocida, informa las nuevas placas como Luxación izq. y Subluxación derecha en ATM . Los médicos de mi asistencia entonces dicen que sólo es Subluxación izq., antes era nada (todo el tiempo minimizan) Nunca están de acuerdo con la radióloga y para mi sorpresa sin esperar, deciden ¿ellos? los doctores, (yo no estaba de acuerdo) no hacer la operación que estaba programada anteriormente, ni ahora ni nunca y muy sutilmente la Dra. Que me atiende y ha llevado la voz cantante siempre, me recomienda no regresar a ellos por ahora pues están muy complicados. Me dan el alta de su especialidad y me remiten “apurados” a otras. Donde… ocurrirá lo mismo.
Con esta sombra que me acompaña sucederá igual en cualquier hospital a que vaya, o sea, los médicos comienzan con muchas ganas de atenderme ya sea porque es su deber ayudarme como a cualquiera o porque además algunos manifiestan conocerme como actriz y en consecuencia son especialmente amables y cooperativos, hasta que “la sombra” por detrás lo vira todo al revés y a partir de entonces para mi “no hay”
Huelo el miedo en algunos de ellos a “buscarse problemas” a perder sus míseros privilegios olvidándose de su juramento Hipocrático, de su más elemental ética médica, como el Psiquiatra del Fajardo que se negó a darme un simple certificado el cual me pide medicina legal, en su consulta del Hospital, porque no se lo permiten ¿quién?
Cuando le pedí volverlo a ver antes de la fecha que dispuso si me sentía mal con un nuevo tratamiento, respondió que eso no era recomendable pues se podía producir “Trasferencia”, lo que ningún otro de su especialidad me ha dicho al verme y por ser precisamente en casos como el mío, los que más necesitan de un contacto más cercano.
Otro médico en otro Hospital con más respeto por sí mismo, cumplió más tarde con su deber y diagnosticó lo innegable, en certificado médico. Como también después, una doctora digna.
Ansiedad generalizada (Todos coinciden, ansiedad no locura) ¿Qué raro, eh?
Así me ocurrió también, con el anestesista Jefe de la Clínica del dolor del Hospital Ameijeiras, que ya no sabía que inventar ni que justificación dar, para alargar el tiempo y no permitirme el acceso al ozono parenteral, como única posibilidad de alivio “cuando me dolía” y me duele tanto mi columna y sus fracturas y hernias causadas por los mismos, lo que no hace con los poderosos que van a verlo. Desistí ante tanta humillación cuando me quejé de dolor de tanta espera luego de dos meses y me respondió en dos ocasiones –“A mí no me importa”
Así me ocurrió además, con Neurología del Fajardo, donde acudí por los dolores de cabeza. El cambio de personalidad de un día para otro de esta Dra. fue tan desagradable que decidí que no iría más a esta consulta.
Finalmente, debo seguir aguantando mis dolores sin solución…en Cuba.
Siento pena por estos médicos que han tenido la mala fortuna de tenerme como paciente ahora, en esta agresión “política” los comprendo, estoy segura que son excelentes galenos, buenas personas incluso, pero tienen miedo, lamentablemente muchos de los mejores, ya son mayores, tienen terror a “buscarse problemas” quizá pensando secretamente que con “el nuevo modelo económico” podrán viajar y mejorará un poco la vida de ellos y sus familias, sin tenerse que dejar arrastrar por peligrosos cantos de sirenas como aquel de “Cambiar lo que tiene que ser cambiado”.
Me produce una enorme tristeza el ver cómo son usados en sus necesidades y anhelos frustrados, utilizando todos los eufemismos convenientes con muchos de los de mayor excelencia en su labor para exportarlos y llevarlos a los lugares del mundo más recónditos y riesgosos para su vida, en nombre de una solidaridad que de ser real y de verdadero altruismo, estaría justificado tanto dolor y sacrificio de ellos y sus familias, incluidos bebés que se ven obligados a dejar atrás en aras de poder darle una vida “normal” o con la injustificación de una “solidaridad” de bolsillo.
Se convierte en abuso de poder y estafa tanto económica como moral, cuando son mal pagados (los negocian sin derecho a decidir opción, no tienen otra), cuando además son abusados sus salarios por tener que dar una gran tajada para el presupuesto “estatal” y cuando los verdaderos fines secretos de estas misiones “humanitarias” son entre otros:
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Extender y confundir con su labor proselitista por el mundo, un sistema opresor y totalitario en franca decadencia.
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Enriquecer las arcas de los bancos en Suiza de una minoría y sus herederos para cuando llegue “la transición”.
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Y de paso, lavar la imagen internacional de terroristas de estado que cada día es más conocida en el mundo, para que se les allane el camino ante países en su lista de “convenientes” y los elijan por ejemplo, para el Consejo de Derechos Humanos y todo lo que de ahí se desprende a favor de sus intereses.
Aparentando a la postre, cambios en beneficio de un pueblo que en su realidad diaria, se enfrenta a perder sus mejores especialistas de la salud y tiene que conformarse con “lo que quede”, donde abundan los inexpertos, mediocres o indolentes o con felices pero pocas excepciones de los buenos y capaces “que quedan” pero que en su mayoría están en hospitales o salas de lujo para turistas extranjeros o privilegiados del gobierno y sus familias, donde el cubano promedio no puede ni entrar, porque no tiene con qué pagar por sus escasos salarios de esclavos del Comunismo del siglo XXI cubano.
De médicos a mendicantes, eso los han obligado a ser a muchos de ellos hasta ahora, (insisto hay honorables excepciones) como todos los profesionales cubanos que han aceptado en silencio las reglas de este juego diabólico y que en la giba que llevan de tanto inclinarse sumisamente sin remedio, les echan las limosnas que los obligan a violar el primer principio de todo profesional, Amor a la ética o Ética del amor.
15 de noviembre de 2013
p.d No doy nombres de los médicos implicados, pues mi causa no es personal, es contra un sistema que corrompe al hombre sin opción. Yo también siento miedo, pero me aguanto.