Aramusa28

Sobre Arte y algunas de sus manifestaciones

Archivar para el mes “noviembre, 2011”

UN TÉ CON LAURA


Parecía un encuentro casual, tú andabas de la mano de tu gran amor, feliz con ese pedacito de alegría que habías logrado rescatar después de tantos años de sufrimiento; caminar enlazada de la mano, prendida de sus ojos como cuando eran novios, cuando tú simplemente eras una buena muchacha, maestra, casi tímida para los que no te conocían bien, pues no hablabas mucho pero sonreías a menudo, alguien por quien ninguno de tus amigos hubiera apostado como la voz de un paradigma.
Pero ya eso era pasado hacía mucho tiempo, ya tú sabias todo eso, ya tú sabías quizás aquello que nunca hubieras querido saber, porque hubiera significado tal vez no vivir tanto dolor material e inmaterial, tanta decepción guardada entre líneas no confesadas, menos amargura y tristeza que irían carcomiendo traicioneras tu salud de mujer entera.
Como mujer sabia que eras, también presentías lo que se avecinaba; tu intuición en esos días estaba afilada con el filo de lo inminente.
Te vi venir y crucé a saludarte, porque sin poder explicarme la razón, cada vez que te veía, sentía algo interiormente parecido al reconocimiento de un alma ya encontrada en un sitio remoto de la memoria, que no alcanzamos a recordar; como si sin saber de dónde viene esa fuerte presencia, recibimos un viento fresco que nos alivia de tanta carga acumulada.
Tu amor, tu novio eterno, tan gentil como siempre y como cómplice respetuoso ante la conversación de dos damas2, cortésmente se alejó, dejándonos el espacio necesario para sentirnos cómodas en una conversación que aunque, al menos yo, no lo sabía todavía, era urgente pues sería la última; sería la despedida de dos almas que se cruzaron fugazmente, el tiempo preciso para reconocerse en sus bondades y dejar hecha una cita para un próximo encuentro en un tiempo aún no existente.
Hablamos mucho, más de lo que yo pensé que podrías escucharme, dado tu escaso tiempo libre (se me ocurre pensar que era parte del Plan Divino donde todo está perfectamente dispuesto y nada sobra y nada falta)
Era como si estuviéramos saldando cuentas necesarias antes de un viaje para el que ya tú tenías preparadas las maletas, y como buena maestra no soportabas el desorden; todo tenía que quedar organizado y bien archivado.
Nos reímos de varias cosas que me contaste y que te conté, hasta que apareció tú príncipe a rescatarte quizás hasta un poco celoso del tiempo que posiblemente no les alcanzaba para mirarse lo suficiente, después de tanto anhelo frustrado durante los años de ausencia obligada, quizá con la premonición de lo que estaba por venir; la separación a que serían de nuevo forzados a sufrir, pero esta vez, sin tiempo preciso.
Por eso lo apretabas de la mano, como para que nadie te lo pudiera quitar, como si quisieras decirle lo que ya tú sabías, para que se fuera contigo.
Pero Tú eras Tú y no querías interferir en la misión que a él le tocaba todavía cumplir, esa también era parte de tu ética y tú conocías muy profundamente que ya tu destino y el de él estaban enlazados como almas gemelas, por lo que en definitiva, no había de qué preocuparse.
Esa fue la última vez que pude hablarte de cerca, y tocarte con un beso de despedida, después sólo recuerdo aquella tarde del 24 de Septiembre de este año, cuando me estaban deteniendo en la esquina de tu casa y logré gritar tu nombre (tenía mucho miedo por la forma salvaje en que lo hacían y que me dejaría sus secuelas). Me pareció ver que te asomabas a la puerta y me hacías un gesto con la mano, quizá para tranquilizarme o para darme del valor que a ti te sobraba, como hacen las madres con sus hijos cuando están asustados, aunque ya sean grandes.
Nosotras las Damas de Blanco a fin de cuentas, somos eso, el fruto de un sueño creado junto a otras pero logrado en toda su dimensión, en tu vientre de mambisa pacífica.
Exactamente cuatro días después de tu desaparición física, el 18 de Octubre, debíamos reunirnos para nuestro Té Literario mensual, pero esta vez sin ti; no sé, todo ocurría demasiado rápido, pienso que estábamos aún muy aturdidas y choqueadas con lo sucedido, y no supimos organizarnos lo suficiente como para poder asistir en mayoría a nuestra cita, la que habitualmente tú presidías, no estábamos preparadas para tu ausencia. De alguna manera oculta en nuestras mentes y nuestros corazones angustiados no aceptábamos sustitución alguna aunque fuera la mejor; o simplemente quién sabe, la tristeza nos paralizaba.
Fue un momento difícil, parecía que los esbirros se saldrían con la suya, que aprovechándose de una ligera grieta causada, posiblemente por ellos mismos, de un resquicio de la vida, inevitable para nosotras, acabaría definitivamente con la peor piedra en su camino: las Damas de Blanco; eso creyeron, Ellos, algunos detractores y otros escépticos.
Se respiraba un aire de suspenso, como cuando está a punto de ocurrir una Injusticia Universal; demasiados ojos en el Mundo nos seguían atentos, todas estábamos tensas y las auras tiñosas represoras revoloteaban en ansiosa expectativa, antecediendo lo imposible, sintiéndose ya agoreras de un triunfo tan añorado que hasta osaron atreverse a citar a algunas de nosotras para amenazarlas y asegurarles con absoluta prepotencia que lo de las Damas de Blanco “SE ACABÓ (pobres infelices frustrados)
Hoy, sólo un mes después de tu partida a un sitio mejor, en nuestro Té literario segundo, posterior a ese día fatal, 18 de Noviembre: logramos llegar la mayoría de tus Damas, burlando el cerco que nos hacen los represores de la Verdad buscando cada una , las estrategias más creativas que nos fue posible, sorprendiendo así, imagino, a nuestros enemigos de siempre que confiados en su mentira, vamos a decir, vamos a suponer, que “descuidaron” su asedio o como todos los abusadores, subestimaron la Fuerza imparable que ya alcanzó el Movimiento Damas de Blanco Laura Pollán y que en contra de toda lógica asesina y cobarde; se acaba de multiplicar en una ola que terminará por arrasar toda los obstáculos a su paso y se mezclará con otras aguas transparentes que tendrán un único rugir, que cambiará la historia de nuestro país.
Fue un tarde memorable llegamos a acuerdos, emitimos opiniones diversas, tomamos decisiones y hablamos de sueños futuros y finalmente Laurita colocó una preciosa foto tuya junto con los primeros elementos de lo que será un registro de consulta imprescindible para nuevas generaciones: el Museo de las Damas de Blanco, como nos llamaremos todas de ahora en adelante, en un acto de reconocimiento merecido.
Cuando ya me iba ese día después de tantas emociones y reconciliaciones interiores, feliz para mis adentros por encontrar tantas respuestas en una aparente apacible tarde, no pude evitar percibir que la mayoría de nuestros enemigos, los que aún se veían apostados (muchos se retiraron o se escondieron), estaban quietos, callados como quien está sobrecogido por algo; fue por eso que sin poderlo evitar, miré intrigada a mi alrededor.
Era la primera vez desde que yo estaba con ellas, que notaba a las Damas caminando y conversando tranquilas al retirarse y no como quien anda huyendo del diablo amenazante en cada esquina.
Poco a poco sin poder adivinar exactamente de donde procedía, comencé a sentir una paz inexplicable para mí hasta ahora, en esta calle, donde tantas lágrimas se han vertido.
Se me ocurrió de pronto voltearme a mirar de nuevo la puerta del número 963 de la calle Neptuno y fue entonces que te descubrí, allí, asomada, como aquel día en que grité tu nombre pidiendo protección y me hiciste un gesto de aliento con la mano.
Comprendí entonces el por qué nuestros enemigos habían estado todo el día tan callados, sin gritar sus acostumbradas palabras soeces, por qué nos habían dejado cruzar esa puerta sin impedirlo brutalmente como otras ocasiones; aunque al fin y al cabo ellos son sólo unos cobardes y es una Ley Divina, establecida por los siglos de los siglos que las Tinieblas le temen a la Luz; se sentían sobrecogidos ante una verdad sencilla pero irrebatible, que los dejaba impotentes muy en su interior aunque no lo reconocieran oficialmente.
Te habías ganado por mérito propio el RESPETO del mundo y ELLOS eran parte del mundo; estaban contra la pared.
Ya no podrían golpearte ni halar tu rubia cabellera nunca más, no podían alcanzarte aunque quisieran y no sé por qué me pareció adivinar un guiño irónico y cómplice al mirarme sonriente.
Ahí estabas tú con tu mirada clara despidiéndote con un gesto de tu mano conocido ya por mí, protegiéndonos a tu manera y diciéndonos de alguna forma, que siempre estarías esperándonos en esa puerta para ayudarnos en lo que te necesitáramos y dispuesta a compartir un té con nosotras.
@na
Ana Luisa Rubio
19 de Noviembre de 2011

Testigos

 


Me dolía la garganta de tanto gritar verdades a esta Tiranía, detrás de los barrotes de una celda de aquella Unidad de la PNR, ubicada en la ex aristocrática zona residencial de Miramar donde me encontraba detenida esa mañana.
Pensaba, (en los momentos en que mi espalda dañada por Ellos irreversiblemente, me obligaba a hacer un alto en mi discurso de protesta) pensaba, que después de todo, era lógica la desconfianza que manifestaban a veces algunos opositores cuando se hablaba de detenciones o agresiones ocurridas sin testigos visuales de los más confiables para ellos.
Me parecía razonable después de conocerse incluso por la TV, cómo el gobierno militar de este país, constantemente estaba tratando de penetrar cualquier resquicio de la Oposición con elementos despreciables, que para ganar en confianza y en prestigio de fachada, fingían detenciones y agresiones que nunca ocurrieron, para después decir, burlándose, que eran los propios opositores los que mentían, como mercenarios a la caza de determinados privilegios.
No obstante era desagradable y hasta injusto e irrespetuoso para mí, que alguien dudara de tu palabra, (sin lo cual, no vales nada)
Te quedaba la sensación viscosa de la impotencia, aunque comprendieras las razones; por lo que al menos yo, trataba de alguna manera, de buscar alguna huella que probara la veracidad de lo que decía, pero esto no siempre era posible.
Quizá mi obsesión se debiera a haber sido marcada para siempre por aquella generación de cubanos, entre estos, mi abuela guajira, que repetían con conmovedora pureza hasta el cansancio, cuando se dudaba de su integridad moral: “POBRES PERO HONRRADOS”; siendo consecuentes con estos valores en sus actitudes diarias sin alardes ni ostentación de su calidad moral, sin dobleces y sin perseguir otro objetivo que no fuera el de ser una “ persona decente”, haciéndote sentir muchas veces indignos frente a ellos ante tanto respeto por sí mismos.
Fue ésta sin discusión, la cuna que sembró la semilla de valores que ya son parte de los genes de quienes fueron educados por estos seres maravillosos hechos de roble puro y yagruma cimarrona, de los cuales aún sobreviven felizmente algunos, aunque no muchos ya, de esa generación de cubanos estelares, que penosamente cada día van formando parte de un vaguísimo recuerdo no archivado como se debe, por no ser de interés suficiente para los regímenes totalitarios donde el poder está por encima de la condición humana.
En este viaje andaban mis pensamientos, a la vez que tratando de distraer mi mente de lo absurdo, recorría con la mirada las paredes del estrecho rectángulo donde me encontraba secuestrada, en contra de toda razón, toda lógica y toda justicia, lo que ya era norma para los represores oficiales de las Damas, que representaban las fuerzas de la Ley y el Orden en mi país.
Mirar simples paredes por supuesto que no distrae ninguna mente inquieta, pero si eres capaz de poder penetrar más allá de lo evidente, absorbiendo lo
esencial de lo sencillo en apariencia, podrías narrar junto conmigo, todo lo que gritaban aquellos muros desgarrados.
Todo estaba manchado de un azul ridículo que contradecía el fin para el que era utilizado este local.
El azul significa entre muchas otras cosas: paz, calma, tranquilidad; todo lo que estaba muy lejos de ni siquiera sugerir este pequeño antro, el cual parecía gritar a voz en cuello; ¡Asesinos! (en su acepción más amplia)
Las capas de pintura vieja se superponían unas sobre otras, formando por tramos unos abultamientos inconstantes que descorchaban rebeldes en ocasiones, la mala lechada derramada con desgano, para cubrir apresuradamente, tal vez, las denuncias grafitadas de valientes.
Fue así, en esta expedición de mi mirada descendente, que tropecé casi a punto del asombro, con un pequeño espacio clandestino, en apariencia casual desde su forma perfectamente rectangulada, y horadado pacientemente por una mano inteligente, que había hecho caer poco a poco cada mínimo rastro de la pintura superior, como un pequeño símbolo de develación de la Verdad, dejando, quizás por ser sorprendido infraganti en su tarea, sólo una ligera capa de color, posiblemente la última, amarilla. ¿Por azar?
El amarillo expresa, Inteligencia. Ideas brillantes, Luz.
Allí, como un mensaje mágico, y como si hubiera sido creado para un solo destinatario, yo, estaba un grafito, menudo, discreto en comparación con los que yo había alcanzado a descubrir de él con anterioridad, pero invasivo y desafiante; EL SEXTO, con su colita estrellada y todo.
Fue suficiente para mí, era la señal que había estado esperando durante el tiempo transcurrido en un encierro que llegó a parecerme inútil por la invisibilidad de un hecho ante el cual yo no tenía TESTIGOS ante el Mundo, para probar lo que ocurría en mi país a puertas cerradas del Tirano.
Me sentí de pronto, arropada con el manto de la SOLIDARIDAD cálida de los que se parecen. Ya no estaba sola. El SEXTO me acompañaba.
Pero las señales no terminaban ahí. Horas después, cuando fui finalmente liberada, sin cargos, supe que un opositor al que ni siquiera podría identificar entre la muchedumbre, había realizado la denuncia de mi detención ante los hermanos, pues por “casualidad” había estado allí, en ese bochornoso lugar, y había escuchado mis gritos de protesta.
De pronto tenía Testigos inesperados: El Sexto y un opositor desconocido al que nunca he podido hallar. Pero…
¿Quién era ese hombre misterioso que me quiso proteger con su denuncia?

Definitivamente, ese día, Dios había decidido, en un gran acto de Protesta Divina, convocar a las once mil vírgenes vestidas de Blanco; para hacer visible lo invisible.
@na
18 de Octubre de 2011

Diversos pero iguales

No es que pensemos lo mismo, es que creemos igual;

ni tu eres yo, ni yo soy tú, pero creemos igual;
tú no vibras con lo mismo, que me hace saltar a mí,
pero también tú respondes, cuando nos hacen igual.
Yo voy con pensamiento profundo, donde te quieres ahogar,
tú nadas  desde la orilla, pero llegas a donde yo voy.
Ni tú eres yo, ni yo soy tú, pero creemos igual.
Tú piensas con los problemas, de la  diaria letanía.
yo me transmuto perenne. a lo que se ve más allá;
a ti te arde la piel, que rechazan por tu color,
de mi tez no tengo queja, pero tengo similar dolor;
yo creo que la sapiencia  puede cambiar las cosas,
tú crees más en lo concreto, de la respuesta directa.
No es que pensemos lo mismo, es que creemos igual;
ni tú eres yo ni yo soy tú, pero creemos igual.
Tú sufres por las ovejas que este Satán ha perdido
y te refugias en tu gruta, de oraciones para Dios;
yo también amo lo mismo, pero quieto, no puedo estar
y le pido al Santo Padre tener fuerzas para luchar.
Tú piensas desde tu montaña que tu  intelectual idea,
es la que se tiene que oír, porque sabes más que yo.
Cuánto siento contrariarte hermano, pero el abuso es igual
si  nos toca la misma celda con el mismo abusador.
No es que pensemos lo mismo pero creemos igual;
ni tú eres yo, ni yo soy tú, pero creemos igual.
Comemos del mismo pan, aunque difiera la hoguera,
tú cuerpo y el mío son al final, de semejante materia,
los palos a ti te lastiman, en la misma costilla mía
y nuestras almas serán juzgadas, por el mismo tribunal.
Ni tú eres mejor que yo ni yo soy peor que tú
y aunque mi cena no lleve, los manjares de la tuya,
descansaremos en la misma tierra, donde nacimos los dos
y no veo divergencia entre tu piedra y mi roca.
Entonces hermano amado, si tú eres yo y yo soy tú,
dejémonos de porfías que nos recortan las alas;
dame tu corazón  y yo el mío, que lleva el beso de iguales
 y aunque  plenos de matices, respetemos diferencias
y pongamos nuestras miras, en el objetivo primario,
donde millas recorrimos, en el tren del disimulo.
No es que pensemos lo mismo pero creemos igual;
ni tú eres yo ni yo soy tú, pero creemos igual.
Vamos, medita, no sumes la intolerancia,
réstale terreno fácil  al enemigo de siempre;
si todos queremos lo mismo y todos ansiamos igual:
 Ver el fin de la película, que no resiste más tandas.
 Yo no soy mejor que tú y tú no eres peor que yo.
tú te mereces lo mismo que también merezco yo.
Si  tú eres yo y yo soy tú y todos soñamos igual;
LA LIBERTAD PARA CUBA, unidos como cubanos,
 será para ti y para mí, los de allá y los de aquí.
Cantaremos el mismo llanto, de alabanzas a la Vida
y sufriremos la misma risa, del milagro concedido
y tú serás ya de mí y yo seré para ti
y yo soy yo y tú eres tú, pero soñamos igual.
                                                    @na

1 de Noviembre de 2011

Juego ciego


Al ánimo, al ánimo, la fuente se rompió;
(nadie vió).
Mucho peso…  “un minuto de silencio”…
un parque,…una injusticia, una más (duele)
Al ánimo, al ánimo, mandarla a componer,
(nadie quiere saber).
Pueblo chiquito…un Pastor.
Confesión…los ojos de Dios;
Ssshh!  ¡No digas!  ¡Silencio!
 (para siempre)
Urí  Urí  Urá, la Reina va a pasar;
¡A callar!
(Pasó) y te subió a su Carroza negra;
vuela, vuela…hasta Dios (una oración)
La de adelante corre mucho
y la de atrás se quedará;
(pero la luz se hará).
manos como hachas en tu tronco,
cuerpo inerte. (Indefensión)
Te quedaste, pero muchos tú ya llegan,
(sin jugar), hasta el fin.
Al ánimo, Al ánimo;
¡Dios lo vió!
       @na

Navegador de artículos