Terracota fundido en azul
En una ciudad terracota, hoy ya se hunden mis pasos buscando la tierra firme.
Hay una torre torcida que me espera cada tarde para recogerme esa lágrima que se me quiere rodar.
En una ciudad terracota se confunden mis colores, el rojo es un ocre pálido, mi verde, hoja seca dormida.
Soñaba la otra mañana, que cuando me iba, venía, en una porfia montada que ni la distancia termina.
Mi familia de los jazmines hoy se marchitan austeros; ya no les riega mi mano ni les llovizna mi amor.
En una ciudad terracota siento miedo de olvidar, la paloma que llevo dentro y los botes de mi mar.
En una ciudad terracota, hoy defiendo mi tesoro que, un día quiso robarme, un tirano en el poder:
Mi banderita cubana y mi mar que guarda en silencio los cuerpos desesperados de los que una vez se fueron dejando el alma tras sí en una llama perenne, muy pronto consumirán la raíz ennegrecida, del dolor de mi país.
Será cuando el terracota se alumbre con el azul y se unan las orillas que nadie debió separar.
analuisa.rubio@yahoo.com
19 de octubre de 2014